Desde entonces todos los demás vendrán con un complejo dispositivo incorporado, mediante el cual y partir de un interruptor on/off podrán detenerse y quedar pausados hasta una próxima intervención sobre dicho botón. El ejercicio no será peligroso para el individuo desaccionado que tras la ejecución sin advertir cambio alguno en su partes psíquicas y físicas, conservará su vitalidad pero de forma inadvertida para los otros aún accionados (la ejecución de la que se trata quedará plenamente en manos de la población, considerándose un hecho de planificación y progreso social que parte desde la unidad mínima social: el individuo; en cooperación con los otros individuos). El mecanismo desarrollado permite que el desaccionado si bien vivo y social, no contemple ni su falta de presencia en los otros, ni la falta de la presencia de los otros en su vida. Los complejos elementos incorporados en éste sistema se basan en un sistema de fundamentaciones liguísticas-lógicas-cerradas, que en ejemplificaciones cotidianas podría explicarse con la siguiente situación: un perro es atado del cuello utilizándose uno de los dos extremos de una soga, el otro extremo se deja suelto, pero el perro sabe que las sogas atan y lo inmovilizan, porlo tanto no intentará avanzar más de lo que cree la zona que la soga le proporciona por su largo. No averiguará que el otro extremo se halla sin atar, porque el concepto fundamental es que la soga ata, y solo si alguien le muestra que la soga no está atada de ambos extremos podrá salir de la fundamentación lógica que se compone de soga+lazo+cuello=inmovilidad.
Si bien resulta un hecho sencillo a simple vista no lo es, el sistema de desaccionamiento, proporciona al desaccionado una infinita cantidad de ecuaciones lógicas cerradas y comunicadas que le evitarán cualquier esfuerzo ya sea por el empirismo ajeno a las posibilidades que lo rigen en su desacción, como por la construcción de fundamentos del intelecto que le porporcionen respuestas sobre lo que tal vez podría suceder.
Por otro lado debe destacarse que el individuo que recibe el pausado sentirá una sensación de bienestar contínua que le evitará pensar que otras formas puedan ser más productivas para su ser. Por último se aclara que la vuelta al accionamiento, producida tras una segunda intervención sobre el interruptor, ésta vez en forma inversa, puede producir en el individuo, somnolencia, tristeza, sorpresa inadmisible y necesidades de una vuelta al desaccionameinto, Síntomas que serán tratados de forma lenta para una recuperación y favorable adaptación al reducido mundo de los accionados.
Ni bien me enteré, me la pasé toda la tarde del sábado dedicándome a un listado que hice de todos mis conocidos, amigos, consanguíneos y hasta cualquiera que sepa mi nombre. A uno por uno le accioné el botón, los desaccioné, lo raro es que ni cuenta se dieron, que no me vieron, pero bueno, debe ser el procedimiento.
Concluida la tarea recordé que siempre leo entre líneas, rápido, interfiriendo lo que dice el texto según mis necesidades instantáneas o mis impulsos investigativos. Entonces volví a buscar a casa el manual de información que había sido repartido a la población por las entidades que impulsaban el proyecto para asegurarme qué es bien lo que había hecho, éste decía claramente: el desaccionamiento no podrá ser ejecutado por la persona que lo recibe, esto es debido a que el lugar donde se halla el interruptor está fuera de las posibilidades de alcance de toda extremidad personal, por otro lado el acceso simple al interruptor podría generar que una vez desaccionado, el individuo se accione solo y no mediante quien haya realizado la desacción, lo cual sería trágico para su psiquis y físico. Se destaca además que si bien los argumentos fundamentales del sistema lógico instalado son casi perfectos, no cubren la directa posibilidad de una desactivación simple por alguna extremidad de la persona sobre sí misma.
Me picó la espalda y pensé que necesitaría alguien que me rasque, que ahí no llegaba con mis manos, pensé también en el verano y en las chicas que te piden que le pongas bronceador, pero creo que eso nunca me había pasado. Tampoco podría como he hecho en ocasiones de soledad, fregarme contra la pared, porque ese cosito que me pusieron el otro día en el control médico obligatorio podría romperse y como una berruga lastimada sangrar hasta vaciarme.
Yo lo que debería hacer es dormir, para alivianar mi mente, pero no puedo desaccionarme yo solo, además no sería prudente pedirle a cualquiera que pase por la calle que me desaccione ya que dependería en ese caso de un extraño mi activación futura. La gente a la que puedo confiarle ciegamente mi desactivación ya está desactiva y no me advierte.
En fin, voy a poder resolver el problema cuando despierte y esté más tranquilo, aunque no sé, el folleto dice que no se sufre. Además hace tiempo que vivo mientras todos duermen, voy a dormir una siesta y les aviso luego, cuando sea el momento, cuando alguno se acuerde de accionarme y pueda yo desaccionarlos, después de todo dice en el folleto oficial que es un sistema perfecto y que debemos estar tranquilos.
tom
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